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¿Porqué pusiste el espino junto a la flor?

La espina no nació para herir, sino para cuidar la flor. Los hombres no hemos admirado su virtud, y la hemos hecho instrumento de dolor. Tú le robarás la miel y el sabor, – le dijo a la abeja, el espino.- Pero no podrás arrebatarle el perfume, que es el encanto de la flor. Podrás quitarle el néctar y el rubor,- le dijo a la abeja, el espino.- Yo me deleito observando cómo se baña en el rocío la flor. ¿Cuánto valdrá una flor? Que Dios puso barricadas de espinas para defender su honor. Ante la flor se arrodilla, y con espada defiende su honor. El espino vigila en la orilla, y en secreto le declara su amor. En sus ojos había luces, en las palmas olivos; en su camino tres cruces, y en la frente rudos espinos. Yo...

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Las campanas ya no suenan más.

Les comparto un poema con un toque de drama y melancolía: Las campanas ya no suenan más; gimen mudas, queriendo hablar.  Aguardan, desesperan, se ahogan,  llorando sin poder gritar. Solo la madera que la sostiene cruje. Todo es ahora olvido y dolor.  Hemingway también calla, al no poder ya decir:  ¿Por quién doblan las campanas? Antes era el eco de las voces que alababan al Señor.  La algarabía de echar las campanas al vuelo.  Acento grave, sonoro e inconfundible.  De un canto inquieto, alegre y matutino. Hoy, tan solo el recuerdo queda.  La añoranza de una capilla en oración. El murmullo sonoro de un campanario,  el repique lento y suave de una procesión. Recuerdo de una vieja costumbre  De una voz que llama a misa… a la Iglesia. Donde pocos acuden, y donde hoy pocos llegan… +Alfonso Miranda ...

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El más bello tributo que una mujer ha hecho a un hombre. María Magdalena en el sepulcro Jn 20, 1-18.

Esa mañana de domingo se había levantado muy temprano, casi no había podido dormir, se la había pasado pensando toda la noche, en lo que, apenas hacía un par de días, había ocurrido. Sin pensarlo dos veces, y todavía de noche, se dirigió al lugar donde lo habían dejado, con la esperanza de… simplemente llegar. Corrió y corrió, como si una ansia loca la empujara, como si una voz misteriosa la llamara, como si su intuición se lo gritara, como si su corazón se lo ordenara irrefrenablemente, y … muy pronto, al llegar, se dio cuenta que la piedra que le habían puesto a la tumba, ya no estaba, la habían movido. Inmediatamente vuelve a correr a buscar a Pedro, lo encuentra y le dice: se han llevado a mi Señor, y no sabemos donde lo han puesto. Los...

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Pinceladas de poesía en esta fiesta de la Epifanía.

El camino de los magos hacia el niño Dios está lleno de errores y dudas: Han vacilado, se han equivocado de ciudad, han perdido la estrella, han llegado con Herodes. Pero el camino les ha mostrado también, que se necesita una infinita paciencia para volver siempre a comenzar. Los magos nos enseñan a caminar con los pies en la tierra, pero con los ojos fijos en el cielo. El cuarto Rey Mago, atareado por dejar en orden todos sus pendientes, llegó tarde, sus compañeros… ya se habían ido. La estrella de Belén, celosa y furiosa, se detuvo a esperar a los Reyes, hombres al fin, que por mirar a otras estrellas, se habían perdido. Tuvo que detenerse la luna, para no chocar con la estrella que, al fin extasiada, contemplaba al recién nacido. Y el tiempo también se detuvo,...

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¿Cómo responde Dios, ante las debilidades y miserias del corazón humano? 

Para un corazón que se aleja, un Dios que cuida y que espera.  Para un corazón que se pierde, un Dios que sale y busca. Para un corazón cerrado, un Dios que insistentemente llama.  Para un corazón que excluye, un Dios abierto y sin barreras.  Para un corazón pichicato, un Dios que no se mide.   Para un corazón marginado, un Dios que acoge, sin reservas.  Para un corazón que duda, un Dios que sostiene.  Para un corazón indiferente, un Dios que grita.  Para un corazón que olvida, un Dios siempre presente. Para un corazón vacilante, un Dios persuasivo.  Para un corazón que traiciona, un Dios que perdona.  Para un corazón malvado, un Dios que sangra y sufre. Para un corazón violento, un Dios desarmado.  Para un corazón frío, un Dios que abraza.  Para un corazón tibio, un Dios...

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Un poco de poesía para iniciar el Adviento. 

  Ya se escucha el rumor del viento: “El niño está por nacer, ha comenzado el Adviento, es tiempo de empezar a creer”. Preparemos los caminos, para que todos podamos ver. ¡Alistémonos Peregrinos! Ya viene el que va a nacer. El Adviento no viene arrebatadamente, sino comienza despacio y suave, como nace el amor, a partir de la primera mirada. Adviento es creer que los primeros copos de nieve del invierno formarán los impetuosos arroyos del verano. Es estar atentos como escrutando la noche, como espiando el alba, porque la noche no es la última palabra, hay un futuro que aguarda. Adviento, es acortar distancias para hablarle al hermano, y buscar atajos para encontrar al que se ha ido. Es estar atento a todo aquello que nace, y que trae consigo un germen de plenitud y bonanza. Es hablar...

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