Pages Navigation Menu

Las campanas ya no suenan más.

Les comparto un poema con un toque de drama y melancolía:

Las campanas ya no suenan más;
gimen mudas, queriendo hablar. 
Aguardan, desesperan, se ahogan, 
llorando sin poder gritar.

Solo la madera que la sostiene cruje.
Todo es ahora olvido y dolor. 
Hemingway también calla, al no poder ya decir: 
¿Por quién doblan las campanas?

Antes era el eco de las voces que alababan al Señor. 
La algarabía de echar las campanas al vuelo. 
Acento grave, sonoro e inconfundible. 
De un canto inquieto, alegre y matutino.

Hoy, tan solo el recuerdo queda. 
La añoranza de una capilla en oración.
El murmullo sonoro de un campanario, 
el repique lento y suave de una procesión.

Recuerdo de una vieja costumbre 
De una voz que llama a misa… a la Iglesia.
Donde pocos acuden, y donde hoy pocos llegan…

+Alfonso Miranda 

CompárteloShare on Facebook0Tweet about this on TwitterPrint this pageEmail this to someone