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Las otras puertas de la misericordia…

comedor pobres

Cada corazón humano es una puerta que debemos tocar con delicadeza, para entrar con misericordia.

Para comenzar este año jubilar, debemos pedir al Señor que abra y atraviese la puerta de nuestro corazón con su misericordia, porque todos lo necesitamos, todos somos pecadores, y todos necesitamos escuchar su Palabra, para que venga ésta a sanar nuestras heridas, colmar nuestros vacíos y renovar nuestras ilusiones.

La puerta de misericordia que se está abriendo en cada Catedral, es solo un signo de las otras puertas que necesariamente también debemos abrir y cruzar. ¿A cuáles nos referimos?

Precisamente a las puertas donde están nuestros hermanos afligidos y necesitados, ir y entrar a través de las puertas de las cárceles, de los orfanatos, de los tutelares, de los asilos, de los hospitales, de las casas de los indigentes, refugiados y migrantes, de los comedores de los pobres, de las casas de enfermos terminales, de los centros de atención a adictos. Y cruzar cada una de esas puertas como amigos, no como jueces o extraños, sino como hermanos, como Jesús atraviesa el umbral de nuestra propia casa. A sabiendas, de que quien hace la caridad al hermano, es quien se deja abrazar primero por el Señor y por su misericordia.

Que cada uno de nosotros tenga la puerta del corazón siempre abierta, para no excluir a nadie, y seamos para los demás un rostro claro del amor y de la misericordia inagotable de Dios que no quiere que ninguno se pierda, y que a todos, quiere salvarnos.

 

+Alfonso G. Miranda Guardiola

 

+ Reflexión desarrollada a partir de un mensaje compartido por Don Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterey, en la posada de presbiterio, del 17 de dic del 2015.

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