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+Padre Marco Antonio Duran. (A 15 años de su ordenación sacerdotal). 

P. Marco Antonio Durán

Corrían los años 80’s, cuando un muchacho regiomontano, con la ilusión de ser sacerdote, entró al Seminario de Monterrey (1987). Durante su formación, se mostró sobresaliente, evidenciando sus extraordinarias cualidades para relacionarse con los demás. 

Salió unos años del seminario, pero regresó más tarde, ahora por la diócesis de Matamoros, donde después de un tiempo, por gracia de Dios, fue ordenado sacerdote (2000), llegando muy pronto a ser el Apoderado legal de su diócesis, y Vice Canciller. 

Fue en el año del 2003, cuando el Padre Marco me invitó a un programa de televisión por cable, que él había creado, y ahora conducía, y me entrevistó sobre la atención pastoral a los divorciados y vueltos a casar que ofrecíamos en Monterrey. Dentro y fuera del programa, el Padre Marco se deshacía, como era su costumbre, en tratos y atenciones, para con sus invitados, cualesquiera que estos fueran, y conmigo no era la excepción. Su tacto, su jovialidad, su gentileza y su fineza resaltaban su grata personalidad. Pasado el tiempo y cuando coincidíamos en las reuniones regionales de presbiterio, siempre me invitaba a tomar vacaciones, cosa, que desafortunadamente, nunca pude aprovechar. 

Tiempo después, y durante la época de violencia que arreciaba en todo el país, el 2 de julio del 2011, andando en su coche con catequistas de su parroquia San Roberto Belarmino, es sorprendido en medio de una balacera, y tristemente, alcanzado por una bala. 

Todo el pueblo de Matamoros lo lloró, sacerdotes y fieles, y mucha gente de Monterrey también. Tuve la fortuna de asistir a una de sus misas en Monterrey. Y allí en las capillas funerarias, pude compartir: los hombres buenos nunca mueren y su semilla, seguirá siempre viva, pues habemos muchos que estamos dispuestos a mantenerla y continuarla. El Padre Marco Antonio Durán, me trasmitió su espíritu, y desde entonces, he pensado, que tenemos que atrevernos a actuar, Dios no lo quiera y nos quitan la vida mañana, y lo que no hicimos hoy se quedó sin hacer, hay tanto bien que podemos hacer, hay tanta vida que tenemos que vivir, despertar, generar, compartir, aprovechar… 

Desde entonces, el miedo, la timidez y el postergar las cosas se han hecho a un lado, y han surgido, para gloria de Dios, muchos proyectos y programas en redes sociales, en radio, y muchas publicaciones en libros, revistas y páginas web, y muchas cosas más que llevan ese sello, ese espíritu, de no quedarnos sin hacer todo aquello que podemos y debemos hacer. 

Hoy rindo un tributo al Padre Marco Antonio Durán, y deseo que su semilla de servicio, de vanguardia mediática en la Iglesia, su trato atento, claro, fresco, gentil y valiente siga vivo, para poder mostrar así, ese rostro nuevo, valioso, amoroso de Jesús y de nuestra amada Iglesia. 

 

+Alfonso G. Miranda Guardiola 

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