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Pero ¿qué ganas con esto, si nadie te va a pagar? ¿para qué luchar?… Es preciso creer en los jóvenes

Es preciso creer en los jóvenes:

Comparto una historia que pasó hace unos días, estábamos reunidos en la Comisión del Medio Ambiente y un joven abogado de unos 24 años, que lucha en favor de los pueblos afectados por la contaminación de los ríos, pueblos que han perdido cosechas, trabajos, pues ya no pueden pescar, y no pueden regar sus cosechas por el agua contaminada, ya no pueden tomar del agua de los ríos, de los arroyos, de los pozos, no pueden usarla ni siquiera para bañarse, y han perdido su patrimonio.
Este joven abogado a nombre de estos campesinos hizo la denuncia, demandó que les devolvieran su patrimonio y tanto se esforzó este joven abogado, que ganó y el juez ordenó a las autoridades municipales que les retribuyeran su legítimo patrimonio y si no lo hacían perderían sus cargos.
¿Qué pasó? Días antes de vencerse el plazo de la ley, fueron a las casas de estos mismos campesinos, platicaron con ellos, los llevaron al juez y desistieron de la demanda; cuando el joven abogado se dio cuenta, se entristeció y pasó muchos días como derrotado, triste, pero pronto, una buena mañana se levantó con una chispa en su cabeza, y se fue a buscar a los campesinos, los juntó, habló con ellos, y descubrió que no sabían bien lo que habían hecho, entre llevados, confundidos, manipulados, firmaron su desestimiento; y vio bien la sinceridad en su corazón, y que querían luchar y pelear, y creyó en ellos, por lo que este joven abogado quiso volver a intentar, y le dijo a su practicante: vamos al juzgado a hacerlo de nuevo, pero éste le contestó, ¿otra vez? pero, ¿qué ganas con esto? Nadie te va a pagar, y hasta desisten ellos mismos de esto, ¿para qué quieres pelear?
Y el abogado con sencillez le contestó: mira, nosotros sabemos cómo hacerlo, nosotros podemos hacerlo, nada nos cuesta y vamos a beneficiar a un pueblo, a muchos campesinos y a sus familias, vamos a hacerlo.
Y otra vez se fueron al juzgado a empezar de nuevo, a levantar la denuncia, a creer en los hombres, y apostar por la justicia y por el rescate de un pueblo, de su hábitat, de su patrimonio.
Hoy la autoridad ha ordenado, una vez más, restituir y abastecer de agua este pueblo.
Cuando este abogado me contó la historia no pude sino volver a creer en los jóvenes, en su fuerza, en su luz, y en su deseo honesto, tenaz y auténtico de cambiar al mundo, de pelear por la justicia, de defender a los oprimidos, a los ignorados, a los que no tienen voz.

Ánimo joven, el mundo necesita ser rescatado de tanto despilfarro y corrupción. Luchemos.

+Alfonso G. Miranda Guardiola

 
 
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