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Perspectivas actuales para una Pastoral dirigida a los Divorciados vueltos a casar. 

No anteponer juicios para acoger y atender a los fieles. 

El primado de la acción de la Iglesia, es la caridad, y su ejercicio comienza con los heridos, con los enfermos, con los necesitados. 

La situación objetiva de pecado, solo nos señala la condición humana, la herida primera que tenemos que atender. 

La acogida y el acompañamiento pastoral, incluye a toda persona, no importa la condición en que se encuentre, y se acompaña siempre hacia Dios. 

Todos estamos llamados a la santidad, nadie ha quedado eximido ni exento de este llamado. Es una exigencia para todos. 

Nadie está excluido de la salvación.  

La Iglesia está formada por santos y pecadores, por matrimonios sanos y heridos, por personas íntegras y también por personas fracturadas. 

En la atención a todos los marginados, no importa la condición que sea, nos jugamos la credibilidad y la subsistencia misma de la Iglesia. 

En la Iglesia no hay distinciones, regulares e irregulares, todos somos pecadores, necesitados de la gracia, de la misericordia y de la salvación de Dios. 

Todos somos hijos igualmente amados por el Padre.

Solo Dios puede juzgar finalmente sobre nuestra salvación. Y el juicio, a final de cuentas, es un jucio de misericordia. 

No somos dueños de la gracia, no tenemos la prerrogativa de la salvación, somos solo administradores, servidores y cultivadores de la misma. 

 

+Alfonso G. Miranda Guardiola 

25 agosto del 2015

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