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Un poco de poesía para iniciar el Adviento. 

vaticano navidad

 

Ya se escucha el rumor del viento: “El niño está por nacer, ha comenzado el Adviento, es tiempo de empezar a creer”.

Preparemos los caminos, para que todos podamos ver. ¡Alistémonos Peregrinos! Ya viene el que va a nacer.

El Adviento no viene arrebatadamente, sino comienza despacio y suave, como nace el amor, a partir de la primera mirada.

Adviento es creer que los primeros copos de nieve del invierno formarán los impetuosos arroyos del verano. Es estar atentos como escrutando la noche, como espiando el alba, porque la noche no es la última palabra, hay un futuro que aguarda.

Adviento, es acortar distancias para hablarle al hermano, y buscar atajos para encontrar al que se ha ido. Es estar atento a todo aquello que nace, y que trae consigo un germen de plenitud y bonanza.

Es hablar con el corazón y con los gestos del alma. Es estar atento a las personas, a su silencio y su mirada; es saber leer el lenguaje de sus lágrimas.

Es un salto impetuoso y gozoso por el que viene, es saber que llega una noche que esconde un secreto, que guarda una chispa de luz, capaz de iluminar el mundo entero.

Es un tiempo de renovar la mente y el corazón, de no atemorizarnos ante los preludios del mal que trae la noche, sino más bien avivar el fuego de la luz y de la firme esperanza.

Es dilatar y ensanchar el alma en la espera de la bienaventuranza eterna. Es en fin, un tiempo de gozo, en el que todo se hace cercano, Dios a nosotros, nosotros a los demás, y uno a sí mismo.

… Una voz se escucha, el Amado viene. Y es tal la fuerza e impacto de su voz, que te despierta y dice, que aunque la noche es larga y pesada, la vida es un lugar, que sabe a hogar, lleno de luz y de esperanza.

+Alfonso G. Miranda Guardiola
@monsalfonso

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