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«Antes te vas tú». Interesante Anécdota de Don Lorenzo Servitje. 

 

Se cuenta la siguiente anécdota del gran Lorenzo Servitje, empresario y fundador de la empresa Bimbo, que en una de las juntas mensuales, ya hace muchos años, uno de sus directores, presentó un proyecto, esto es, una flamante y moderna máquina de hacer pan, con el que se ahorrarían el equivalente a 10 mil trabajadores en todas sus plantas. Tan seguro estaba, que ya había comprado y empezado a instalar el costoso aparato.

Don Lorenzo, después de haberlo escuchado pacientemente, le pregunta: ¿Y ya sabes qué vas a hacer con esas 10 mil personas? ¿A dónde las vas a mandar? ¿Cómo van ahora a sostener a sus familias? ¿Cómo van a pagar las escuelas de sus hijos?

A todas estas preguntas, el increpado director, no tenía ni la más remota idea de qué responder. Por lo que don Lorenzo, mirándolo a los ojos le dijo, si para el siguiente mes, no me tienes las respuestas, el que se va a ir a su casa, en lugar de esos diez mil trabajadores serás tú, y con eso se levantó, y concluyó la junta.

Fue tan duro y directo Don Lorenzo, que el pobre director, no sabía dónde poner la cabeza, mucho menos qué hacer. Por lo que se la pasó deambulando por los pasillos y oficinas de la empresa, pensando, todo ese mes.

En todas las plantas se corrió el rumor, del posible despido de diez mil personas, por lo que todos los trabajadores y sus familias, estaban sumamente asustados y nerviosos, y se preguntaban unos a otros, que iría a pasar, cómo se resolvería esta cuestión, pues ya se habían comprometido los recursos de la empresa, y no sería fácil rescatar esos diez mil empleos. 

A la siguiente junta, todos los directivos, puntuales pero intranquilos, ahí estaban, esperando saber qué es lo que iba a pasar con toda esa gente, ellos incluidos. Don Lorenzo, preciso y sin ambages le preguntó: ¿tienes las respuestas?

Sí, dijo franco y seguro, el director. Ocuparemos a esas diez mil personas, en una nueva línea de producción.

Todos se sorprendieron. ¿Qué cosa haremos? Él mismo hizo la pregunta. Panes sencillos, más baratos y muy sabrosos, con los cuáles atenderemos un nuevo e increíble mercado! Asombrados todos, preguntaron, ¿cuáles son?… 

Y así fue como nació, como un bebé sacado a presión, todo el amplio surtido de productos Marinela. Y para amarrarlo y asegurarse de no quedar fuera, le puso el nombre de la hija de Don Lorenzo, con lo que el director salvó su puesto, y de paso, el sustento de diez mil familias.

 

Pasaron los años, y Don Lorenzo, se convirtió en un fecundo y exitoso empresario, uno de los más grandes de México, recibiendo en su trayectoria muchos premios y distinciones. Un día, ya con mucha edad encima, le preguntaron: ¿Hay algo de lo que Usted se arrepienta en su vida? A lo que, sin ambages como siempre respondió, sí, sólo de una cosa. De no haber pasado más tiempo con mi esposa y con mis hijos…

 

*Anécdota recogida en la reunión de la USEM Monterrey, de la que don Lorenzo fue presidente nacional (1965-66), el pasado miércoles 3 de diciembre del 2014, donde tuvieron la bondad de invitarme a celebrar su misa de acción de gracias.

+Alfonso G. Miranda Guardiola

@monsalfonso

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