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¿Qué hace nuestra señora, la Virgen de Guadalupe en Polonia? (Desenlace).

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Los 5 días de abril transcurrieron muy rápido en Polonia. Entre misas, juntas y almuerzos. Pude arreglar, gracias a Dios y a nuestra asistente Agnieszka, todos los pendientes para presentar en julio nuestra obra de teatro: Solo el Amor Crea.

Interesante, entre otros, fue la reunión en la embajada mexicana, donde quedaron en apoyarnos con las invitaciones a los compatriotas que habitan estas tierras. Y la reunión con la agencia de transportes, con quienes vimos, llenos de entusiasmo, cada punto de nuestro itinerario.

No puedo dejar de resaltar el trato fino y amable de nuestros amigos polacos, el padre Zygmunt, y el padre Bartek, con quienes compartimos muchos encuentros cordiales y fraternos. Sin restar la propuesta de alta calidad, de las empresas de hospedaje y alimentos. Quedamos en no tener medio de probar, el pierogui, los bigos, la carne cruda y las grasas polacas.

 

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Mientras estos asuntos importantes atendíamos, por ser según yo, el motivo principal de nuestro viaje, otra historia se escribía, la verdadera razón que, hasta ese momento yo desconocía, y que como por arte de magia se nos descubría.

El penúltimo día de mi viaje, me habían programado una visita a la parroquia polaca de la Reina de México, a invitación expresa de su párroco, el Padre Gregorz. (En mi viaje anterior de septiembre del 2014, me había enterado de la existencia de esta Iglesia, dedicada a nuestra Señora de Guadalupe).

Inmediatamente y con mucho gusto acepté, y aquella tarde del 10 de abril, con un sol primaveral, nos dirigimos hacia las orillas boscosas de Varsovia.

Yo sabía, que hace más de 25 años, allá por el año de 1987, en algún lugar de Polonia, el Cardenal Glem, primado de este País, había invitado al cardenal mexicano, Ernesto Corripio Ahumada, también primado, a bendecir un altar dedicado a la Virgen de Guadalupe. Terminada la bendición, el Cardenal Glem había preguntado: «¿cuándo será el día, en que nos veamos correspondidos, y en México también se venere a un santo o a una santa polaca?»

El padre Jorge Rady, del clero regiomontano, acompañaba al cardenal Corripio en aquella ocasión. Y éste al final dijo, llamando de todos la atención. Hoy me acompaña un padre mexicano, que también es constructor, encomendémosle la tarea, de construir un templo con esmero y dedicación, donde a un santo polaco honremos y le demos veneración.

Así fue como, años más tarde (1992) se erigía un hermoso templo, al sur de la ciudad de Monterrey, dedicado a un mártir polaco, Maximiliano María Kolbe, y con él se honraba a este hermano pueblo.

Durante más de ocho años, tuve la enorme gracia de ser el rector de este templo, y fue aquí donde nació la idea en el 2013, de llevar a Polonia este idílico proyecto teatral.

Aquel altar bendecido, era nada más y nada menos, la parroquia que hoy nos llamaba, a besar de regreso este suelo, donde reina también la Guadalupana, sobre este bendito pueblo. Ella es la que maneja y en verdad conduce nuestros tiempos, ella nos aguardaba, desde hace tantísimos sueños. Y ya nos preparaba un exquisito encuentro, la fecha ella la apartaba, y no nuestros proyectos, el 12 de julio entrante, peregrinos de muy lejos, y como si fuera un cuento, con la comunidad polaca de Larz, nos reencontraremos.

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Alfonso G. Miranda Guardiola

Abril 2015

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