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Esa tarde en el parque, y ya con los sentimientos encendidos…

 

– ¿Te demuestro que soy hombre?
– Alardeó el muchacho a la joven.
– Sí. – Respondió ella. – Pero no con acciones y poses machistas,
– ¿Cómo? ¿Qué quieres decir con eso?
– Demuéstramelo, – sentenció, – pero con respeto y gallardía, como sólo un caballero puede tratar a una dama.
– A una dama, dices…  (y todavía con un dejo de mofa y orgullo, agregó): ¿Y qué cosa es un caballero?
– Un caballero, es aquel, que no busca tener a mil mujeres, sino el que sabe amar solo a una, de mil maneras.
– (No hubo más palabras, ni miradas…, sólo el vacío y las lágrimas).

(Esa misma noche, en casa)
Abuelo, ¿qué difícil es conseguir un novio bueno? ¿Cómo lo puedo escoger?
– (Con una mirada clara y serena, le contestó): Escoge por novio, – e hizo una tierna pausa, – a alguien que respete a sus padres, pues se respetará a sí mismo, y te respetará a ti, mujer.
– (No hubo más palabras, solo miradas, suspiros y lágrimas…)

 

+Alfonso G. Miranda Guardiola

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